jueves, 6 de mayo de 2010

Ernesto García Cabral






Nace un 18 de diciembre de 1890, un niño alegre e inquieto que respondería al nombre de Ernesto García Cabral, hijo de Vicente García y de Aurelia Cabral, personas sencillas y de modestos recursos económicos. El vivaz infante estudia la primaria con entusiasmo y empieza a destacar como buen dibujante. Elabora paisajes, rostros, figuras de personas y también reproduce en su cuaderno o libreta, desde muy pequeño, formas de animales y esquemas de varias plantas.

Para esas fechas dirige nuestro país el general Porfirio Díaz, el gobernador del estado de Veracruz es el señor Teodoro A. Dehesa y el jefe político de la región de Huatusco es el ciudadano Joaquín A. Castro, mismo que solicita una beca, en el año de 1906, para que el joven Ernesto García Cabral tenga la oportunidad de estudiar en la Ciudad de México, en la Academia de Pintura y Escultura de San Carlos.

Afortunadamente, el gobernador Dehesa apoya la petición y Ernesto, de 17 años, tiene la gran oportunidad de estudiar y prepararse durante dos años en la famosa escuela donde recibe las orientaciones, los consejos y las enseñanzas de los maestros Germán Gedovius, Daniel del Valle, Carlos Lazo, Servín y Roberto Montenegro.

En las aulas de la Academia de San Carlos, es identificado el joven Ernesto por sus dibujos alegres, chistosos y también porque su estilo exagerado deforma ciertos aspectos o características de las personas representadas. Así empieza el gran caricaturista a darse a conocer y gracias a ello colabora en la revista semanal multicolor, durante los años 1911 y 1912, cuando Francisco I. Madero era el presidente de la República Mexicana.

Una caricatura o dibujo muy hiriente y burlón, relacionado con Madero y hecho por García Cabral a los veintidós años de edad es la razón por la cual tiene que salir del país rumbo a Europa, apoyado por el Gobierno para estudiar en la ciudad de París.

En 1919, García Cabral recomienza su labor de artista en la Ciudad de México, cuando prevalecen diferencias y luchas políticas entre los principales jefes revolucionarios del país. El caricaturista y afamado dibujante ilustra las portadas de la publicación semanal Revista de Revistas, mismas que son consideradas como verdaderas obras de arte y además participa diariamente con sus audaces y atrevidas caricaturas en el periódico Excélsior. Se puede afirmar que el huatusqueño genial cubre toda una época extraordinaria de 1919 a 1935, entregando su máximo esfuerzo y creatividad, agobiado por el tiempo y elaborando sus trazos y bosquejos con ritmo frenético y fatigante.

Los personajes de la época y la gente común y corriente no escapan de la representación humorística, burlona y simpática del gran García Cabral. Muchos políticos, artistas, hombres de negocios, representantes populares y miembros del Ejército y de la Iglesia se sintieron incómodos, molestos u ofendidos por algunos de *los cartones* o dibujos del artista.

García Cabral, mejor conocido por sus compañeros y amigos como *El Chango* en razón de su físico y de su supuesta facilidad para escalar árboles, fue en 1934 presidente del Sindicato Nacional de Dibujantes; por esta época, sin pretender ser moralista como los afamados Rivera, Siqueiros u Orozco, pintó para el Museo de Turismo de Toluca, estado de México, el mural llamado Historia Espiritual del Valle de México en el año de 1943.

Los conocedores y especialistas del arte gráfico opinan que la obra artística de García Cabral es muy importante y que sirve de modelo para los nuevos caricaturistas. Es de reconocerse su gran profesionalismo y sus aportaciones en lo relativo al color, a las perspectivas, al manejo de las líneas, a los acabados y a los detalles diversos que hicieron de las portadas de Revista de Revistas todo un inagotable patrimonio de los coleccionistas y de los amantes de los buenos diseños.

Su fino humor cínico, elegante y un tanto conservador, le permitió relacionarse con muchas personas importantes de la vida política, social y cultural de México. Sus contemporáneos lo veían como una persona despreocupada, alegre y hábil para manejar el pincel o el lápiz; muchos que lo conocieron expresaron que nadie como él para representar a los personajes de la vida diaria, nadie como el para caricaturizar al más importante individuo, como también para representar al más humilde mexicano.

A Ernesto García Cabral se le cataloga como uno de los artistas más productivos y críticos del presente siglo, y se destaca por sus representaciones de la guerra y la paz, de la niñez y de la vejez, de la vida y la muerte.